Justicia social

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La justicia social constituye, para la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el requisito fundamental para la paz universal y duradera, siendo éste el primer considerando de su Constitución.

Y en esta línea es definida por el Sistema de Naciones Unidas como un principio fundamental para la convivencia pacífica y próspera, dentro y entre las naciones: "Defendemos los principios de justicia social cuando promovemos la igualdad de género o los derechos de los pueblos indígenas y de las personas migrantes. Promovemos la justicia social cuando eliminamos las barreras que enfrentan las personas por motivos de género, edad, raza, etnia, religión, cultura o discapacidad".

En el Informe que el Director General de la OIT presentó en la Conferencia Internacional del Trabajo –CIT– de 2003, "Superar la pobreza mediante el trabajo", quedó definida en los siguientes términos: "La justicia social se basa en la igualdad de derechos para todas las personas y la posibilidad para todos los seres humanos, sin discriminación, de beneficiarse del progreso económico y social en todo el mundo. La promoción de la justicia social significa más que aumentar los ingresos y crear empleos. Significa también derechos, dignidad y voz para las mujeres y hombres trabajadores, así como emancipación económica, social y política".

Los elementos más relevantes que contribuyen a la justicia social son: la distribución de la riqueza y la renta; el ejercicio efectivo de los derechos humanos, entre los que destacan los derechos laborales y sindicales en tanto se vinculan directamente a la obtención de recursos para la sostenibilidad de la vida y la protección social; la igualdad de oportunidades y de trato; la equidad en el acceso a los recursos y en la toma de decisiones; la plena participación política, económica y social; el acceso al empleo decente y el reparto del trabajo -remunerado y no remunerado-.

Orígenes e historia

El concepto de justicia social surgió a mediados del siglo XIX para referirse a la necesidad de lograr un reparto equitativo de los bienes sociales, y toma fuerza en contraposición a la situación de injustica, de exclusión, desigualdad y pobreza en la que estaban sumidos grandes sectores de la población, especialmente las situaciones de explotación que se producen en el trabajo con la instauración del modelo capitalista. Se entendió que en una sociedad con justicia social, los derechos humanos son respetados y las clases sociales más desfavorecidas cuentan con oportunidades de desarrollo.

El origen de la justicia social podría encontrarse en lo que fue la justicia distributiva que estableció en su momento el filósofo griego Aristóteles. La misma venía a dejar patente que era aquella que se encargaba de que todas las personas pudieran disfrutar y acceder a una serie de bienes imprescindibles como podía ser la educación o la alimentación.

La Justicia Social como principio y razón de ser de la OIT

La Declaración de Filadelfia, que identifica los fines y objetivos de la OIT, desarrolla de forma específica cómo entiende la justicia social:

"La Conferencia, convencida de que la experiencia ha demostrado plenamente cuán verídica es la declaración contenida en la Constitución de la Organización Internacional del Trabajo, según la cual la paz permanente sólo puede basarse en la justicia social afirma que:

  • (a) todos los seres humanos, sin distinción de raza, credo o sexo tienen derecho a perseguir su bienestar material y su desarrollo espiritual en condiciones de libertad y dignidad, de seguridad económica y en igualdad de oportunidades;
  • (b) el logro de las condiciones que permitan llegar a este resultado debe constituir el propósito central de la política nacional e internacional;
  • (c) cualquier política y medida de índole nacional e internacional, particularmente de carácter económico y financiero, deben juzgarse desde este punto de vista y aceptarse solamente cuando favorezcan, y no entorpezcan, el cumplimiento de este objetivo fundamental;
  • (d) incumbe a la Organización Internacional del Trabajo examinar y considerar, teniendo en cuenta este objetivo fundamental, cualquier programa o medida internacional de carácter económico y financiero;
  • (e) y al cumplir las tareas que se le confíen, la Organización Internacional del Trabajo, después de tener en cuenta todos los factores económicos y financieros pertinentes, puede incluir, en sus decisiones y recomendaciones, cualquier disposición que considere apropiada."

La Declaración, al destacar la necesidad de una acción internacional y nacional para alcanzar el progreso social, contiene un número de principios fundamentales; que el “trabajo no es una mercancía”, que “la libertad sindical y de expresión son esenciales para el progreso sostenible”, que “la pobreza en cualquier lugar constituye una amenaza a la prosperidad de todos” y el principio de garantizar “a todos una distribución justa de los frutos del progreso”. Estos son los principios fundamentales de la justicia social que la OIT ha perseguido a través de su apoyo histórico a la democracia y a la justicia.

Del texto de la Declaración de Filadelfia podemos extraer algunas características para acotar la justicia social:

  • La protección frente a la discriminación y la exclusión social: "todos los seres humanos sin distinción..."
  • El enfoque de derechos: "libertad y dignidad, seguridad económica y en igualdad de oportunidades", elementos que además sitúan lo que 64 años después se institucionalizará como Trabajo Decente.
  • La responsabilidad pública de los gobiernos en la justicia social: "Cualquier política o medida....
  • La supeditación de la economía al desarrollo humano, material y espiritual: "de carácter económico y financiero, deben juzgarse desde este punto de vista y aceptarse solamente cuando favorezcan, y no entorpezcan, el cumplimiento de este objetivo fundamental"
  • La asunción de la Organización Internacional del Trabajo de su papel relevante en la garantía de la justicia social: "puede incluir, en sus decisiones y recomendaciones, cualquier disposición que considere apropiada"

La justicia social en la actualidad

Ya en el siglo XXI la Organización Internacional del Trabajo, a través la Comisión Mundial sobre la Dimensión Social de la Globalización, alertó de los graves desequilibrios derivados del funcionamiento de la economía y de cómo la globalización económica no se estaba traduciendo en progreso social, ampliación de derechos y acceso al bienestar y al trabajo decente. Por ello, en 2008 los mandantes tripartitos promovieron La Declaración de la OIT sobre justicia social para una globalización equitativa, que estableció un nuevo e importante fundamento en los esfuerzos para promover y alcanzar la justicia social a través del Programa de Trabajo Decente y sus cuatro pilares: empleo, protección social, diálogo social, y principios y derechos fundamentales en el trabajo, todos ellos con la transversalidad de género.

Un años después, y como respuesta a la crisis económica y del empleo mundial, la Conferencia Internacional del Trabajo adoptó en 2009 el Pacto Mundial para el Empleo. Este instrumento de política global promueve una recuperación centrada en inversiones, empleo y protección social, con el objetivo de ofrecer las bases acordadas a nivel internacional de políticas elaboradas para reducir el retraso entre la recuperación económica y una recuperación con oportunidades de trabajo decente: "Existe la necesidad de opciones de política coordinadas a nivel mundial para potenciar la eficacia de los esfuerzos nacionales e internacionales que se desplieguen en torno al empleo, las empresas sostenibles, los servicios públicos de calidad y la protección de las personas, al tiempo que se preserven sus derechos y se promuevan sus opiniones y su participación. Esto contribuirá a revitalizar la economía y a promover una globalización justa, la prosperidad y la justicia social"

Día mundial por la justicia social

En noviembre 2007, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 20 de febrero como el Día Mundial de la Justicia Social. La proclamación del Día reconoce la necesidad de consolidar aún más los esfuerzos de la comunidad internacional en la erradicación de la pobreza y en la promoción de empleo pleno y trabajo decente, igualdad de genero y acceso al bienestar social y justicia para todas las personas. Se refiere a los objetivos y metas de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social de 1995, en la cual los Gobiernos reconocieron que el crecimiento económico debería promover la equidad y la justicia, y que “una sociedad para todos” debe basarse en la justicia social y el respeto por todos los derechos humanos y libertades fundamentales.

Véase también

Referencias bibliográficas

Enlaces externos