Perspectiva de género
El concepto de perspectiva de género fue introducido oficialmente en la Conferencia Mundial de las Mujeres de Beijing en 1995, donde se acuñó el término “mainstreaming de género” para referirse a la “incorporación del género”, y plantea la necesidad de utilizar unas “gafas” especiales para valorar las diferentes situaciones, condiciones y posiciones de mujeres y hombres en la sociedad, en el mercado laboral, en la política, etc.
Se trata de una categoría para el análisis y posterior acción, y se define como: “El proceso mediante el cual se valoran las implicaciones para las mujeres y los hombres de cualquier acción planificada, incluyendo legislaciones, políticas o programas en todas las áreas y todos los niveles. Es una estrategia para convertir las preocupaciones y experiencias de las mujeres y los hombres en una dimensión integral de diseño, implementación, monitoreo y evaluación de políticas, económicas y sociales, para que mujeres y hombres se beneficien igualmente y la desigualdad no se perpetúe”.
La perspectiva de género engloba, para hacer más operativa su integración, tres aspectos diferenciados que marcan las diferentes fases que la integran:
- La igualdad de género como objetivo: supone el reconocimiento de las desigualdades entre mujeres y hombres y de las discriminaciones que afectan a las mujeres en las diferentes esferas de la vida, así como la voluntad de superar tales situaciones poniendo los medios necesarios, promoviendo cambios sociales, económicos, culturales, políticos, etc.
- El análisis de género como medio para conocer: identificando las necesidades de mujeres y hombres, la situación de partida de unas y otros, las condiciones de vida y de trabajo, la posición que ocupan de forma diferenciada...
- La transversalidad de género: como la forma de actuar incorporando sistemáticamente criterios para asegurar la igualdad de género en todas las acciones, actuaciones, programas, proyectos, etc., no como algo “adjunto” sino como algo “inherente” y ”prioritario” en todas las opciones políticas, económicas y sociales.
La igualdad de género como objetivo
Un buen ejemplo de esta premisa para aplicar la perspectiva de género y lograr cambios en las relaciones sociales y económicas tendentes a la igualdad es el propio concepto de Trabajo Decente, que sitúa la igualdad de género en su "corazón", como condición indispensable para que los otros cuatro objetivos, los estratégicos, puedan alcanzarse.
También en el ámbito sindical encontramos un buen ejemplo cuando la CSA sitúa, en la Plataforma de Desarrollo de las Américas la equidad de género y la participación de la juventud como enfoques transversales en el objetivo central del desarrollo sustentable, y marca como objetivo "La promoción de modelos anti patriarcales, equiparación de las responsabilidades del cuidado y el trabajo doméstico entre sexos", situando la violencia contra las mujeres como un mecanismo que mantiene las relaciones de poder basadas en el género e impide la plena "participación pública, económica, social y política de éstas", y por tanto reafirmando la eliminación de todo tipo de violencia de género como objetivo prioritario.
El análisis de género
La herramienta básica para implementar la perspectiva de género es el análisis de género, que consiste en el esfuerzo sistemático para identificar y comprender los papeles y las necesidades de mujeres y hombres en un contexto socioeconómico dado. Para llevar a cabo un análisis de género es necesario:
- Compilar estadísticas por sexo,
- Identificar diferencias de género en la división del trabajo, en el acceso a los recursos y el control sobre ellos,
- Identificar las necesidades prácticas y estratégicas de género de mujeres y hombres,
- Identificar las restricciones y las oportunidades que enfrentan ambos,
- Y evaluar las capacidades institucionales para promover la igualdad.
Las necesidades prácticas se derivan generalmente de los roles de género existentes dentro de la sociedad –las mujeres primariamente como madres y amas de casa- y se refieren a las condiciones inadecuadas de vida y de trabajo en términos de alimentación, vivienda, salud y empleo.
Las necesidades estratégicas se refieren más ampliamente a su posición subordinada en la sociedad y a necesidades a largo plazo para la eliminación de las desigualdades que también generan sus necesidades prácticas.
La transversalidad de género
Se trata de una estrategia dual que combina la integración sistemática de las necesidades diferenciadas de mujeres y hombres en cualquier acción para identificar el impacto que tendrá dicha acción en ambos grupos poblacionales (lo que viene llamándose "Evaluación de impacto de género") con acciones concretas cuyo objetivo es corregir situaciones de desigualdad que por el peso de la tradición, las costumbres, los roles y estereotipos de género, etc. no realizan los cambios necesarios para que la igualdad sea real (lo que viene llamándose "Acción positiva")
Materiales formativos
La propuesta formativa de ACTRAV-CIF Trabajo Decente al Cubo incorpora diversos materiales para abordar la igualdad de género. En los manuales generales se incluye de forma sistemática apartados y observaciones que señalan de forma explícita los requerimientos para la igualdad de género, por ejemplo:
- El Manual de formación Módulo de partida Trabajo Decente contiene un apartado, 3.3. La perspectiva de género en el Trabajo Decente, página 64 y siguientes.
Además, la propuesta formativa incorpora unos manuales específicos, que complementan el itinerario formativo en diferentes momentos, y que a su vez se pueden utilizar como un itinerario en sí mismo:
- Manual de formación Transversalidad de género
- Manual de formación: Igualdad salarial.
- Manual de formación: Conciliación trabajo y familia.
- Manual de formación: Protección social y género.
- Manual de formación: Género y seguridad y salud en el trabajo.
Véase también
Bibliografía de interés
- C. 100 sobre igualdad de remuneración, 1951
- C. 111 sobre la discriminación (empleo y ocupación), 1958
- "Informe VI. La igualdad de género como eje del trabajo decente. Conferencia Internacional del Trabajo, 98.a reunión, 2009