Trabajo remunerado / Trabajo no remunerado

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El sostenimiento de la vida humana -la satisfacción de las necesidades de las personas y las sociedades- entraña la necesidad de proveerse de servicios y bienes que den respuesta a tales necesidades. En ocasiones los servicios y bienes son intercambiados a través de un sistema de valoración económica que se concreta en precios, costes, salarios, impuestos y beneficios económicos, y en este marco el trabajo que se realiza en estos procesos es un trabajo remunerado. Pero en otras ocasiones la provisión de aquello necesario para la vida se provee desde los hogares, las comunidades o determinados agentes de la sociedad civil sin que medie el intercambio economico, destacando el trabajo de las mujeres en el mantenimiento de los hogares y las familias, con tareas de cuidado, provisión, atención, administración, etc., y en este marco el trabajo realizado es un trabajo no remunerado.

La falta de remuneración, además de las consecuencias que tiene de invisibilidad del valor económico y social –no monetario– de estos trabajos para la humanidad, supone la estructuración de las sociedades entre lo que tiene valor –lo público, con intercambio económico y reconocimiento social– y lo que no tiene valor –lo privado, sin intercambio económico ni reconocimiento social–, de manera que se observan dos efectos inmediatos negativos: no se tiene en cuenta en la planificación de las políticas públicas (por ejemplo, a raíz de una simulación de cuantificación económica para orientar políticas sociales, sanitarias, laborales y económicas) y contribuye a mantener en el imaginario social que el trabajo realizado fundamentalmente por las mujeres en los hogares y las comunidades es aquel que se realiza “de forma natural y casi espontánea” y no entraña requerimientos ni dificultades, dificultando los debates y reflexiones sobre cómo interactúa el trabajo remunerado con el no remunerado.

Economía del cuidado

La Organización Panamericana de la Salud, en su publicación “La economía invisible y las desigualdades de género” se refiere a la economía del cuidado como el trabajo no pagado realizado en la esfera doméstica que, en el marco del trabajo productivo, cumple un objetivo triple: mantiene la fuerza de trabajo actual, levanta la futura y cuida la envejecida.

Esta área invisible de la producción, que incluye el cuidado de niños y niñas, personas mayores y enfermas, el mantenimiento diario del bienestar en el hogar, el trabajo voluntario en la comunidad y la producción de subsistencia, es de fundamental importancia económica. La subestimación del trabajo no remunerado en términos económicos obedece, en parte, a lo restringido de la definición de actividad económica que hace sinónimos el valor económico y el valor de mercado. Así, por ejemplo, el trabajo doméstico se considera como contribución a la producción sólo cuando se realiza por pago en los hogares de otros, más no cuando se realiza dentro del propio hogar. Tal subestimación conduce a que aproximadamente el 66% del tiempo de trabajo de las mujeres —en contraste con el 24% del de los hombres— quede sin reconocimiento económico dentro del sistema de cuentas nacionales (SCN).

La falta de reconocimiento del trabajo no remunerado dentro de las cuentas nacionales repercute negativamente sobre la igualdad de género en el nivel macro de la economía, debido a la importancia de estas cuentas como instrumentos para la formulación de políticas públicas: lo que no se ve no existe, y de esta forma, el trabajo importante de muchas personas, fundamentalmente mujeres, queda fuera de las prioridades políticas al no visualizarse su importancia para el mantenimiento de la propia economía.

Las encuestas del uso del tiempo

Una alternativa que se ha puesto en funcionamiento en la últimas décadas para hacer visible la aportación del trabajo no remunerado a la sociedad en términos “valorables” son las Encuestas de uso del tiempo -EUT-, cada vez más extendidas. Estas encuestas son el resultado, entre otras cosas, de las Cumbres Mundiales de las Mujeres desarrolladas por Naciones Unidas, especialmente la celebrada en Beijing en el año 1995, y actualmente hay acuerdo en que son los instrumentos que de forma específica permiten recoger los datos necesarios para poder “ver” de forma clara lo que supone el trabajo no remunerado en términos de tiempo invertido en él por el conjunto de la población.

Estas encuestas que se realizan normalmente a nivel de país, con métodos validados y consensuados por las ciencias sociales, permiten calcular qué tiempo se dedica en computo anual al trabajo no remunerado, de forma que posteriormente se le asigna un valor económico a este tiempo de trabajo que se compara con los indicadores de valoración económica, fundamentalmente el PIB, Producto Interior Bruto.


Materiales formativos

La propuesta formativa de ACTRAV-CIF Trabajo Decente al Cubo manuales que abordan de forma específica algunos de los elementos inherentes a la división sexual del trabajo y las consecuencias sobre las condiciones de vida y de trabajo:

Véase también

Bibliografía de interés

Enlaces externos